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Armando Domínguez
Andrés Manuel López Beltrán es el heredero político de su padre. El hijo mediano del primer matrimonio de Andrés Manuel López Obrador va a convertirse en la segunda figura más relevante de Morena –o la primera, si es que llega a ese acuerdo con la futura lideresa nacional del partido, Luisa María Alcalde–, con lo cual se estará abriendo paso hacia su más grande aspiración: la Presidencia de la República.
Andy, como le dicen sus amigos y familiares, es el hijo al que López Obrador le vio madera para ser su sucesor, aunque deberá trazar su propio camino y mostrar cualidades para no depender solamente del homónimo y el apellido López.
López Beltrán no es un improvisado y ha aprovechado cada cargo político de su padre para tejer sus propias redes de contactos e intereses y no depender solamente del nombre que, al igual que a sus hermanos José Ramón y Gonzalo, les ha hecho sombra: el de AMLO.
En el sexenio de su padre, Andy se enfocó a desarrollar una amplia red de contactos con los cuales tuvo injerencia en muchas de las decisiones más relevantes que se tomaron en el gobierno de la 4T, desde la operación política, administrativa, financiera y territorial. En prácticamente todos los rubros, Andy estuvo presente directa o indirectamente.
A López Beltrán se le atribuye la postulación y permanencia en el gabinete de lo que él mismo llama “la nueva generación de políticos progresistas”, que son una mezcla de técnicos –algunos con estudios en universidades del extranjero o privadas– y cuyo principal interés, supuestamente, no es el económico, sino el social. Cualquier de ellos encaja en el estereotipo “progre” avecindado en las colonias más gentrificadas de la capital, como la Condesa o la Roma, donde varios de ellos viven.
Entre estos resaltan los perfiles de Luisa María Alcalde, exsecretaria del Trabajo, actual titular de Gobernación y próxima presidenta de Morena, quien estudió en Berkeley y es un año menor que Andy. Daniel Asaf, coordinador de la Ayudantía de Presidencia y uno de los mejores amigos del hijo de AMLO, con quien además de compartir edad, también comparten el gusto por los restaurantes: Asaf es un empresario de este giro con quien Andy ha hecho grandes negocios.
Otro es el inseparable Carlos Torres Rosas, hijo de un viejo amigo de López Obrador, quien se desempeña como secretario Técnico del Gabinete y repetirá en el mismo cargo en el gobierno de Claudia Sheinbaum.
Muchos incondicionales de Andy son egresados de la preparatoria Logos, de la colonia Del Valle, entre los que destacan Juan Pablo de Botton, actual subsecretario de Egresos de Hacienda y próximo secretario de Finanzas de la CDMX, y Antonio Martínez Dagnino, actual jefe del SAT y quien todo apunta repetirá en el cargo.
Junto con ellos, otros perfiles que igualmente detentaron un cargo relevante en el gabinete de AMLO o en algún estado, como Paulina Moreno García, exdirectora general adjunta de Administración y Finanzas de Nafin y actual secretaria de Finanzas del Estado de México.
Y qué decir de Alejandro Calderón Alipi, inseparable amigo de Andy, quien fue director del IMSS Bienestar y ahora fue enviado a su natal Tabasco para convertirse en secretario de Salud. La mayoría de la misma generación y edades similares.
Con todos estos tentáculos, López Beltrán ha ido posicionándose y adquiriendo influencia política y financiera, la cual seguirá creciendo en su próximo cargo como secretario General o secretario de Organización de Morena. Cualquiera de los será anunciado el próximo 22 de septiembre en una votación entre los integrantes del Consejo Nacional del partido.
Con esto, el hijo de López Obrador se convertirá en el segundo personaje de mayor importancia dentro de Morena, aunque con funciones limitadas si se queda como secretario General. La opción de secretario de Organización podría darle mayor margen de maniobra, ya que encabezaría y supervisaría las tareas de organización y movilización nacional, así como los trabajos de los Comités Ejecutivos Estatales; una posición adecuada para empezar a construir una candidatura a un cargo federal.
La decisión de López Beltrán de buscar un puesto directivo en Morena fue respaldada por Sheinbaum. No se esperaba una reacción diferente luego de las deferencias que ha tenido con López Obrador en su gabinete y equipo de trabajo.
Y aunque Sheinbaum tiene sus propios perfiles para una
futura sucesión, la presencia de Andy López Beltrán apunta a ser transversal en
el partido, el movimiento y el gobierno de la presidente electa. Ya se verá
para qué tanto le alcanza al heredero de López Obrador.
¿Cómo ve?
Así las cosas…
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