Mario Caballero
Es entendible. Lo ocurrido el martes pasado con la retención de 16 funcionarios de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Chiapas a manos de un grupo armado, es motivo de preocupación y zozobra. No es para menos. Sobre todo, porque todo este tiempo habíamos estado exentos de este tipo de hechos que se ha vuelto común en otras entidades del país.
Trato de ser lo más empático posible, pero ciertamente no quisiera estar en los zapatos de los familiares de estos funcionarios. Me solidarizo con ellos, por supuesto, mas mi imaginación no da para comprender el tamaño de la angustia y desesperación que deben sentir. De todo corazón deseo que estas dieciséis personas regresen sanos y salvos al lado de los suyos.
Pero es increíble el fenómeno que tras esto se suscitó en algunos medios y en las redes sociales, que se han convertido en instrumentos propagandísticos del miedo y el horror. Como mencionamos líneas antes, el asunto no es para menos. Sin embargo, estos y éstas no debieran ser utilizados para la manipulación y el engaño.
MUCHO OJO
Lo que hemos vivido estos días en torno a este caso, especialmente en Facebook, seguramente hubiera puesto a salivar a los grandes manipuladores de los regímenes totalitarios como Joseph Goebbles en la Alemania nazi o a Willi Münzenberg, propagandista del comunismo.
Como todos sabemos, las redes sociales son una poderosísima herramienta de la información, que tanto ha significado un avance en la tecnología de la comunicación como también ha permitido polarizar a la sociedad mediante la difusión de noticias falsas.
Antes de entrar de lleno en el tema me gustaría que comprendiéramos que gracias a las redes sociales hay mucha manipulación política, misma que ha auspiciado un grave detrimento en el respeto al derecho de la libertad de expresión y la pluralidad de las ideas.
Vea usted mismo. En 1950, Leonard W. Doob publicó en la revisa académica The Public Opinion Quarterly un artículo titulado “Los principios propagandísticos de Goebbles”.
Este refiere que el ministro de Propaganda de Hitler se proveía de información a través de la policía secreta, pero también consultaba a gente que según conocía los sentimientos del pueblo alemán, entre ellos su madre. ¿Qué pudo haber hecho Goebbles si en su tiempo hubiera tenido acceso al perfil de la mayoría de los alemanes en una plataforma como la de Facebook? ¿Se lo imagina usted?
De acuerdo con el análisis de Doob, la postura propagandística nazi era muy clara: él contaba la verdad y sus enemigos las mentiras. No había medias tintas.
En tiempos recientes, Donald Trump hizo lo mismo para ganar las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Su estrategia política, operada por su coordinador de campaña, Steve Bannon, no sólo consistió en tergiversar los hechos, sino también inventó realidades alternas.
Trump, a través de las redes sociales, les ofreció a sus bases lo que querían escuchar en temas específicos como el derecho a poseer armas, la expulsión de migrantes o la urgencia de bajar los impuestos.
Al final, todo lo que decía Trump era verdad y todo lo que decía Hillary Clinton, mentira. Por tanto, la gente, en lugar de consultar lo que publicaban los medios tradicionales, seguía las noticias y opiniones que confirmaban sus prejuicios en Facebook. Ahí, en las redes, está “la verdad”. No había que ir más lejos.
DESINFORMACIÓN
No de tal magnitud, pero algo similar hemos estado viviendo a partir de la retención de los funcionarios de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Al momento de redactar estas líneas no se sabía si los servidores públicos habían sido localizados y puestos a salvo. Pero en Facebook y WhatsApp corría como pólvora la noticia de una balacera sobre el Libramiento Norte, en las inmediaciones del mirador Los Amorosos, en Tuxtla Gutiérrez, que minutos más tarde fue desmentido.
¿Esta información fue dada por los medios tradicionales? No. Como tampoco la noticia del enfrentamiento entre un grupo de criminales y el Ejército, Guardia Nacional y elementos de la Secretaría de Seguridad del Estado durante el presunto cateo de dos ranchos en el municipio de Cintalapa. Fue una farsa.
Me pareció sumamente repugnante la publicación de algunas páginas de Facebook, de las que no se sabe quién o quiénes las encabezan, en la que decían que las autoridades estatales (no dijeron cuáles) avisaban a la ciudadanía sobre un supuesto toque de queda para que no saliera de sus casas a partir de las seis de la tarde porque hombres armados estaban realizando levantones y disparándole a la gente. Según como una medida de presión al gobierno para que les cumpliera sus exigencias.
Estas son sólo algunas de las muchas publicaciones aparentemente noticiosas que se dispersaron en las redes sociales durante estos días, que por desgracia han generado un clima de inquietud, temor y hasta de paranoia en algunos grupos sociales.
Algo que me gustaría saber es si fue por omisión o por comisión que El Universal publicó la noticia de que los funcionarios secuestrados habían sido liberados. Me pareció sorprendente por tratarse de un medio de comunicación de esta envergadura y relevancia.
NO DEJARSE ENGAÑAR
Nadie debería dejarse engañar por todo lo que se publica en las redes sociales, sea del tema que sea, y haríamos un gran servicio social al tampoco difundirlas. Entendamos que con ello tan sólo contribuimos a la desinformación, a la confusión y le engordamos el caldo a los grupos que están detrás de esas publicaciones, que a veces actúan con oscuros intereses políticos.
Tampoco caigamos en suposiciones. De acuerdo con la parte oficial, se desplegó un operativo aéreo y terrestre para la búsqueda y localización de los retenidos con una fuerza de mil elementos federales y estatales, y se estableció contar con el apoyo de un equipo especializado proveniente de la Ciudad de México para fortalecer dichas acciones.
Por tanto, la molestia a tal punto entendible por parte de los familiares de los funcionarios fue por causa de la nota de El Universal.
Además, se realizó la detención de dos personas que se encontraban en las inmediaciones de los hechos, lo que dio pie a las investigaciones para el deslinde de responsabilidades. Y para ello se cuenta con la colaboración de la Sedena, la Marina, la Guardia Nacional, la Delegación de la FGR y la Fiscalía General del Estado. Es decir, las autoridades no se han quedado de brazos cruzados y esperemos que pronto den con el paradero de los funcionarios en las mejores condiciones, tanto por el bien de ellos, sus familias y la sociedad chiapaneca.
A todo esto, no perdamos de vista que Chiapas no vive una situación, ni siquiera aproximada, como la de Michoacán, Zacatecas, el Estado de México, Guanajuato o Chihuahua, estados que sí están verdaderamente eclipsados por la violencia del crimen organizado.
El gobierno de Rutilio Escandón Cadenas, bajo la estrategia de las Mesas de Seguridad, ha logrado que Chiapas sea uno de los estados más seguros del país. Seguro para vivir, visitar e invertir. Y por hechos como éste, no ha dejado de serlo. Presenta los índices más bajos en cuanto a delitos de alto impacto y delitos generales.
Esta es la realidad.
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