Desaparición del INAI dará paso oficial a la opacidad

Los vicios y prácticas que han aplicado gobiernos como los de Venezuela, Nicaragua y Cuba, de este lado del continente americano parecen ser ya una copia en México tal y como se están asentando y registrando los acontecimientos en la Cámara de Diputados. Es decir, para ser más precisos, la falta de transparencia en el proceso de la discusión y aprobación de iniciativas indican que vamos por ese camino.

Por más que los partidos de oposición hayan tomado el pleno de la Cámara de Diputados, las argucias para aprobar en fast track las reformas pendientes como la liquidación de la Financiera Rural, la desaparición del Insabi, que había tomado el lugar del Seguro Popular, crear la Ley 3 de 3; dar el control del Tren Maya a la Secretaría de la Defensa Nacional y crear una línea aérea controlada por los militares, son ya una realidad.

Pero además, como la cereza en el pastel, la desaparición del INAI prácticamente es ya un hecho y ahora sí, el gobierno podrá hacer libremente contratos, licitaciones y cualquier otra actividad sin rendir cuentas a nadie.

El verdadero centro de la disputa es y seguirá siendo el INAI, el órgano que ha puesto al descubierto las transas de los gobiernos anteriores y el actual. Una dependencia que cuesta mil millones de pesos al año su operación, cantidad que no es nada si se compara con los casi 20 mil millones de pesos que desaparecieron de Segalmex.

Por cierto, esta dependencia hoy sigue siendo el peor ejemplo de corrupción en esta administración, junto con el caso de la tragedia de la muerte de 40 migrantes, en Ciudad Juárez, Chihuahua, y donde el principal responsable del Instituto Nacional de Migración, se placea tranquilamente sin que la justicia lo alcance, ya que sólo hay amenazas de que está siendo investigado Francisco Garduño, su titular.

De Segalmex desaparecieron más de 17 mil millones de pesos, recursos que pudieron invertir para pagar el funcionamiento del INAI durante 17 años, con las debidas proporciones de los vaivenes salariales e inversión en el gasto corriente. Entones que los legisladores de Morena no salgan ahora que es un despilfarro.

Ahora no se vale decir que es de risa lo que sucede en el Congreso de la Unión, sino al contrario, es una inquietante preocupación por el control unilateral que se quiere tomar en cada una de las decisiones políticas y sociales en la actual administración federal y que repercute en todo el territorio nacional.

Si el jueves se echó para atrás la desaparición del INAI y que esta fuera absorbida por la Secretaría de la Función Pública, simplemente fue porque al cuarto para las doce se dieron cuenta en Morena que la maniobra iba a ser una auto estocada, ya que entendieron que la Función Pública no podría hacer dicha tarea y aparte no podría ser juez y parte para revisar la opacidad del gobierno.

Después se reviró que pase a manos de la Auditoría Superior de la Federación, pero al final de cuentas será lo mismo, sino vean lo que pasa en Chiapas, donde la Auditoría Superior del Estado, con su titular José Uriel Estrada Martínez, es el paladín de los alcaldes e instituciones. Todos son unos santos, no cometen pecados ni mucho menos se agarran la paga del pueblo o se mochan con el auditor. ¡Ni pensarlo, por dios!.

Hoy casi casi hay que beatificar a los funcionarios y no, no hay que compararlos con Enrique Peña Nieto, quien cuando el INAI confirmó irregularidades en la Casa Blanca que adquirió la entonces esposa del presidente, Angélica Rivera, la “Gaviota”, después de una exhibida gigantesca por corrupción, se cerró el caso, en buena parte porque el exmandatario ordenó a Virgilio Andrade investigar, pero le adelantó “hazlo, pero no hemos hecho nada ilegal”. Es decir, entre el pasado y el presente es lo mismo. Los mismos escándalos, pero con diferentes protagonistas.

Hoy se rechaza al INAI porque representa un contrapeso al poder presidencial; hoy no se quiere a un organismo para que no se vigile la entrega de contratos y concesiones (el 80 por ciento en la actualidad están en la opacidad, no se rinden cuentas de los recursos).

Desaparecer el Consejo de Promoción Turística, el Instituto de Apoyo a los Emprendedores, el recorte de recursos a los órganos autónomos, casi un centenar de fideicomisos, todo para tener recursos que se destinen a los programas de asistencialismo, serán en el corto plazo, un craso error que en una de esas, dé un susto a Morena en la contienda de 2024, no en la presidencia de la República, sino en la conformación de las diputaciones y senadurías, donde la mayoría podría cambiar de partido.

Lo cierto es que el próximo mandatario o presidenta de México se las verá negras para recomponer el sistema político, social y financiero que le heredarán. Entre tanto, ya vayan buscándole el mejor epitafio para la muerte del INAI, pues el presidente ya lo dijo ayer: que desaparezca y ¡así se hará!.