José
Torres
Decenas
de militares y convoyes patrullan la Frontera Sur, en una cobertura de tareas
de seguridad que incluye a la milicia guatemalteca y mexicana, al menos así se
ha observado en últimas fechas con el despliegue de soldados en ambas partes de
la frontera.
La militarización de la Frontera Sur, ahora en acción y no sólo en discurso, ha comenzado con operativos carreteros que uniformados implementan para la revisión de vehículos particulares y del servicio público.
Las
constantes revisiones han causado asombro entre pobladores de municipios
chiapanecos como Tapachula, Tuxtla Chico y Suchiate, donde la presencia militar
cada día es más constante.
Hacía
mucho tiempo, desde el surgimiento de las pandillas antagónicas Mara
Salvatrucha 13 y Barrio 18, que no se observaba tal despliegue en los límites
internacionales.
Mientras
tanto, en territorio guatemalteco, los vehículos blindados y aparcados en
calles, sitios públicos y comercios, se han vuelto también una constante,
aunque para los centroamericanos represente algo más cotidiano debido a los
índices delictivos que han marcado a departamentos como San Marcos desde hace
cinco años.
Armados potencialmente y con automotores que deslumbran a cualquiera, el ejército de Guatemala coordina acciones de seguridad en su franja con Chiapas.
La IP pide revisiones legítimas
La
incursión de militares en ambos países no ha causado sólo asombro, también
preocupación entre empresarios del sur de Chiapas, ya que existe un estigma
hacia las operaciones de cuerpos de seguridad que por años han sido señalados
de extorsión y violación a derechos humanos de centroamericanos.
“La
presencia de las corporaciones de seguridad es muy importante, como la Guardia
Nacional y el ejército mexicano, pero esto siempre alarma a los ciudadanos ya
que es una señal que algo grave puede estar sucediendo y las autoridades deben
informar que es lo que se está haciendo, con qué finalidad son esas tareas,
para no causar esta alarma”, señala José Elmer Aquiahuatl Herrera, presidente
de la Asociación de Comerciantes Establecidos y Propietarios de Inmuebles de
Tapachula (Acepitap).
El
empresario asentado en el centro de esta localidad fronteriza, acentúa que la
prevención es la mejor herramienta para evitar que la inseguridad detone, por
eso subrayó que dichos operativos deben realizarse con apego a la ley, sin
actuar prepotente y beneficiando la seguridad de los compradores y guatemaltecos
que generan derrama económica en Chiapas.
La
militarización no es vista con malos ojos, al contrario, representa un gesto de
seguridad para la población y la iniciativa privada.
Solo en la semana que concluye, tres personas relacionadas con delitos de narcotráfico fueron detenidas, dos en Tapachula y una en Ayutla, y consignadas justo en la línea limítrofe de Chiapas y Guatemala.
Sientan sus reales en municipios
La
llegada de militares a la cabecera municipal de Huixtla ha causado expectación.
Desde inicios de julio la incursión de los elementos castrenses es notoria ante
la mirada de la población en general.
Un
grupo de más de un centenar de militares ha arribado y se ha instalado en las
oficinas del Instituto Nacional Electoral (INE), según relataron testigos al
Diario de Chiapas.
“Han
estado operando en esta sede del instituto electoral y también se han agrupado
en un par de bodegas privadas en la localidad”, señaló un lugareño.
Según
las declaraciones de los avecinados en el casco urbano de Huixtla, los
elementos federales han llegado producto de las movilizaciones de migrantes en
caravana que han requerido vigilancia militar en últimas fechas, ante la
operación de células de traficantes de humanos que han iniciado operaciones en
la Frontera Sur de manera más persistente.
Mientras
tanto, en Tuxtla Chico, población colindante con Guatemala, la Guardia Nacional
se ha posesionado del edificio de la extinta biblioteca municipal, donde se
mantienen en un nuevo cuartel y base de operaciones para funcionar en
recorridos y vigilancia fronteriza.
Es
decir, de Tuxtla Chico a Huixtla se ha formado un corredor militar de más de 50
kilómetros como nunca antes se había visto, con patrullas de soldados
recorriendo la carretera internacional Talismán – Tapanatepec, la más
importante del sureste mexicano.
Mientras
todo este despliegue ocurre en la Frontera Sur, las autoridades militares de
México y Guatemala guardan silencio en torno a la estrategia.
Comentarios
Publicar un comentario