Estrictamente
Personal
Raymundo
Riva Palacio
Termina
la semana de Emilio Lozoya, pero los merolicos siguieron inyectando
involuntariamente combustible al sarcasmo, y mostrándose desarticulados, sin
ejes claros, con ocurrencias que luego tienen que corregirse, e intentos
vehementes para tratar de explicar que estamos mejor que antes, aunque estemos
peor que nunca. Los números no mienten: nunca se destruyó tanto valor en tan
poco tiempo como ahora; nunca hubo un periodo más violento en nuestra historia,
que en los primeros 18 meses de este gobierno; nunca se tiró tanto dinero
público a la basura - ¿dónde quedaron los 300 mil millones de pesos que le dejó
en caja el gobierno anterior? -, y nunca se gobernó con tantas ocurrencias. Y
contradicciones.
Se
apela a que nunca más dependeremos de hidrocarburos del exterior, por lo que se
construirán refinerías y se dejará de vender petróleo al mundo, porque la
soberanía nacional -con su marco de referencia de hace casi medio siglo- está
por encima de todas las cosas. Pero de repente, como el inquilino del Palacio
dice que las empresas farmacéuticas son unas sanguijuelas que formaron parte de
la corrupción del pasado, se anuncia que México se va a comprar medicinas al
mundo, quedando subordinados al extranjero en medicinas.
El
Honorable Congreso celebra una sesión extraordinaria para aprobar los caprichos
del Presidente. La industria farmacéutica con la que no va a tratar en México
es la misma a la que le comprarán lo mismo, a mayor costo, en el extranjero. Si
a alguien en el Palacio revisara los antecedentes, sabría que hubo gobiernos
anteriores que hicieron cosas similares y salió peor y más caro. Hoy no
importa. Las medidas a rajatabla construyen imaginarios, no atajan realidades
Si se aduce corrupción, debería atacarse la corrupción y dejarse de
balandronadas. Si para evitar que la gangrena suba del pie, ¿por qué se asesina
al individuo?
La
nueva decisión es reconocimiento implícito de que la política de compras
consolidadas desde la Oficialía Mayor de Hacienda fracasó. En el caso de las
medicinas, el asesor fue el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, que a
las facturas que tendrá que pagar por el manejo de la covi-19, se le sumará el
desabasto de medicinas para el cáncer y para el HIV. Los muertos que se
acumularán por esa decisión de gobierno podrían vincularse con la política que
decidieron tres personas, porque el primer inquilino de Palacio asumió la punta
de la cadena de mando, y platear en una corte internacional que hubo una
Política de Estado que tuvo como objetivo un grupo específico de personas que,
como resultado, fallecieron. No será Ruanda o Bosnia, pero el principio -aunque
aquí por ignorancia o incompetencia-, es el mismo.
De
palabras estamos llenos. A mediados de junio decía el Presidente que los
indicadores de la economía iban mejorando y que ya se había tocado fondo. Ayer,
el INEGI reportó que el segundo trimestre del año, al que se refería el
inquilino del Palacio, provocó una caída de 17.3% en términos reales, y 18.9%
en comparación con el mismo periodo de 2019, que es el peor resultado en la
historia. Pero como siempre sucede, la fuga es hacia delante. “Ya esperábamos
estos datos”, dijo el inquilino de Palacio, desmintiéndose a sí mismo de su
afirmación hace cinco semanas. Y para no olvidar, otra perla: la caída en el
crecimiento no genera más pobreza. Para Premio Nobel de Economía.
Pero
vamos a estar mejor, de cualquier forma, porque la economía repuntará en
agosto. Ya veremos, no si tiene razón, sino qué dirá cuando los datos digan lo
contrario. Si el primer trimestre del año estuvo mal, el segundo peor, y el
tercero no será mejor y arrastrará el cuarto, quizás los bancos, organismos
internacionales e instituciones mexicanas, así como los economistas más
cercanos a sus proyectos, tienen razón y la contracción alcanzará los dos
dígitos. La única forma como podría haber una buena y rápida recuperación es si
el rebrote de la covid-19 no es tan severo como en otros países.
Pero
sobre esto no sabemos, porque vivimos en la dimensión desconocida, por cortesía
del merolico mayor que cobra como subsecretario de Salud, que como dice una
cosa dice otra, y luego dice que nunca dijo lo que sí dijo. Pero, en abono a
él, es la marca de la casa. ¿Se acuerda cuando la violencia iba a desaparecer
en los primeros seis meses de 2019 porque todo se trataba de que los sicarios
descubrieran que sembrando árboles o consiguiendo una beca de jóvenes iba a
cambiar su modus vivendi?
Ya
sabemos qué sucedió. En los primeros 18 meses de este gobierno, casi 100
personas fueron asesinadas cada 24 horas, para un total de 53 mil 628 personas,
dos veces las registradas en el gobierno de Felipe Calderón, a quien los fieles
del inquilino de Palacio llaman diariamente “asesino”, y 55% más alta que en el
de Enrique Peña Nieto. Todo esto, sin añadir la entrega extraoficial del país a
los cárteles de la droga, que, como contraprestación, piensa uno, le permiten
al inquilino del Palacio viajar sin problema por todo el país, repartiendo
abrazos y saludos a quienes, en el pasado eran enemigos del Estado Mexicano.
Ahora ya no. Los enemigos pagan impuestos y viven bajo el imperio de la ley.
Los nuevos amigos son criminales.
Discurso
contra realidad es el nombre del juego, mentiras para ocultar verdades. La
memoria histórica no existe en el Zócalo, y en algún momento la fuerza de la
palabra de los parlanchines llegará al shock de confianza y colapsará. No está
cerca ese horizonte, pero la acelerada degradación de la vida en México llevará
a ese punto invariablemente. Es cuestión de tiempo, si no cambia el Presidente
de administrar un caos creciente, a gobernar. Por cierto, esto no es mala idea.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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