A Fuego Lento
Alberto Ramos García
De entrada...
“No podemos disminuir la inversión en seguridad y menos
en prevención de la violencia, cuando el Observatorio Nacional Ciudadano ha
presentado serios estudios que recomiendan a México invertir 5 veces más de lo
que hoy se hace a seguridad para revertir la percepción de inseguridad”,
comenta la regidora Adriana Guillen Hernández
¿A qué le juega el alcalde Carlos Morales?. En plena Fase
3 de la Pandemia dota a los policías del equipo de protección para su salud
cuando debió hacerlo desde hace mucho antes; cuando tuvo tiempo de planificarlo
y cabildearlo. No son tiempos de política señor alcalde, es tiempos de sumar
esfuerzos, pues es una irresponsabilidad que el Gobierno de Tuxtla le quite
recursos a la seguridad.
Iniciamos...
El presidente municipal Carlos Morales Vázquez se ha
olvidado de que la capital es una de las ciudades más inseguras, o al menos es
lo que percibe la ciudadanía; al igual que Tapachula, la segunda ciudad del
país con mayor percepción de inseguridad pública, los tuxtlecos se sienten
inseguros al acudir a cajeros automáticos, en el transporte público, al caminar
por las calles que habitualmente, en el mercado, en el parque o centro
recreativo, o al conducir su automóvil.
Y es que de acuerdo al vigésimo sexto levantamiento de la
Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) realizado por el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al evaluarse en Tuxtla y
Tapachula, la efectividad del gobierno para resolver principales problemáticas,
las ubican en las más bajas a nivel nacional, por su parte Tuxtla Gutiérrez con
23.3 y Tapachula con 26.5 por ciento.
En el caso de la capital, los robos a casas, comercios,
cuentahabientes y vehículos están a la orden del día, con o sin COVID-19 la
problemática en la que se encuentra sumida Tuxtla en materia de seguridad ni
para atrás ni para adelante; y si a eso sumamos la falta de coordinación y
sensibilidad de la autoridad municipal, a dónde vamos a parar.
El gobierno municipal es terco, no escucha, no dialoga.
Hoy, con la contingencia sanitaria los comercios están a
la deriva, tanto en materia de seguridad como de estabilidad económica; en
Tuxtla no contamos con los elementos policiacos suficientes que realicen la
prevención del delito, sin embargo, ahora el alcalde tuxtleco se anotó una
puntada mayor: reprogramó los recursos destinados a programas de prevención
social para el equipamiento de policías ante el COVID-19, lo cual no es malo,
pero no la forma.
En este punto, la Regidora Adriana Guillén Hernández dijo
algo muy cierto a través de su cuenta oficial de Facebook, “la prevención
social de la violencia es la única vía para ir consolidado una cultura de
seguridad ciudadana. Con la seguridad no se juega.”
“No podemos disminuir la inversión en seguridad y menos
en prevención de la violencia, cuando el Observatorio Nacional Ciudadano ha
presentado serios estudios que recomiendan a México invertir 5 veces más de lo
que hoy se hace a seguridad para revertir la percepción de inseguridad”,
comenta la regidora.
¿A qué le juega el alcalde Carlos Morales?. En plena Fase
3 de la Pandemia dota a los policías del equipo de protección para su salud
cuando debió hacerlo desde hace mucho antes; cuando tuvo tiempo de planificarlo
y cabildearlo. No son tiempos de política señor alcalde, es tiempos de sumar
esfuerzos, pues es una irresponsabilidad que el Gobierno de Tuxtla le quite
recursos a la seguridad.
Como menciona en un vídeo la Regidora Adriana Guillén
Hernández, hay suficiente margen para reducir gastos superfluos y destinarlos a
la emergencia, como los más de 3.6 millones de pesos en remodelación del Parque
Central que fueron autorizados en diciembre pasado y que aún puede ser
cancelados; o aplazar el proyecto municipal de modernización de catastro
autorizado en febrero de este año por 18.7 millones de pesos.
El año 2020, es el año con menos inversión federal en 8
años en materia de prevención social, mientras que marzo ha sido el año más
violento, pues se ha duplicado el número de violentando intrafamiliar y
violencia de género. ¿Por qué? Porque la gente está en casa, los problemas
sociales se están recrudeciendo en problemas económicos.
La seguridad no puede ser descuidada, en donde la
descomposición del tejido social pende de un hilo, como dice la regidora
tuxtleca.
Entre Líneas...
La situación se agrava cuando el número de infectados
aumenta en las últimas horas y lo más lamentable, que el personal médico,
efectivamente si está en riesgo de contraer la grave enfermedad tal cual
sucedió con la trabajadora de la salud y enfermera de Chiapas Beatriz Verdugo
Robledo trabajadora del Hospital de Especialidades Pediátricas de Tuxtla
Gutiérrez, que fue canalizada al nosocomio del ISSSTE, pero lamentablemente ya
no pudo superar los flagelos de la enfermedad COVID-19. Fue contagiada por un
enfermo de Coronavirus, el cual atendió con profesionalismo y responsabilidad,
dejando en su labor todo su empeño. Dejó de existir lamentable y tristemente.
Son 97 casos y seis defunciones el último reporte del
Secretario de Salud en Chiapas, José Manuel Cruz Castellanos.
La calamidad, está arrasando con vidas humanas, pero
también con la economía plural y particular de sectores comerciales,
empresariales, prestadores de servicios, agencias de viajes, publicidad,
constructores y una tasa alarmante de desempleos a causa del cierre de
negocios.
Por lo anterior, el sustento económico y la comida se ha
convertido igualmente en una preocupación, mientras en las escuelas, miles de
docentes, buscan mecanismos de continuidad a sus ejercicios profesionales,
antes de que su ausencia en las aulas, mate toda esperanza de subsistencia
económica (sueldo y salarios) en escuelas públicas y privadas.
Finalmente: Dice José Antonio Crespo, Muñoz Ledo ha sido
muy polémico, e incluso ha tenido tropiezos cuestionables. Pero terminará su
carrera con dignidad al defender muchos de sus principios. En cambio, muchos
impulsores de la democracia por años, terminarán como lamentables comparsas del
poder.
Nos leemos en la próxima cita, Dios mediante:
#QuédeseEnCasa.
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