Jane
de la Selva
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Todos seremos por igual, invitados VIP a la ceremonia del inicio de una nueva
etapa en la historia,
Pasan
sin dejar huella sobre la imagen de la nueva presidencia las notas mediáticas
de ataque, porque los contenidos claramente se perciben como falsa propaganda,
exageraciones, u opiniones ofuscadas por la descalificación, conjeturas que no
son realidad. Pero lo que los jilgueros de los medios no dicen, es que se ha
creado una gran euforia por la ceremonia de inicio de la presidencia de AMLO
tanto dentro como fuera de la nación. El invitado de honor este sábado: el
pueblo de México, los ciudadanos todos, pero igualmente han confirmado su
asistencia la mayoría de los representantes o dirigentes convidados del
extranjero a la multitudinaria celebración de la fiesta democrática mexicana
del próximo 1 de diciembre.
Minimizadas
las actitudes de conspirar con el verbo en contra de la nueva presidencia,
algunos exudando tan mala leche desde temprano que se miran ante cámaras con
una amargura falta de profesionalidad, pues exhiben críticas viscerales,
insanas e irracionales, sin razón que valga el embate o la frustración
mostrada. Esperamos estas actitudes vayan disminuyendo conforme se vayan
comprobando los resultados satisfactorios, el auténtico cambio de la moral, el
camino dirigido hacia la recuperación de la dignidad y el Estado de Derecho
perdidos. Porque cuando habla el hecho por sí solo, ya no se discute;
ridiculiza y obliga a callar a cualquier necio o reaccionario que no lo
reconozca o que lo siga poniendo en tela de juicio.
Las
dirigencias y pueblos hermanos a través del planeta, reitero, están gratamente
sorprendidos y receptivos al nuevo gobierno, felices por el hecho que México
haya despertado para reclamar su justicia pacíficamente y se haya unido, no
sólo en grito colectivo contra el régimen depravado, sino para exigir un
gobierno incluyente y solidario como lo merecíamos, como lo encontramos en el
movimiento de regeneración nacional. Las representaciones de las naciones que
asistirán este sábado a nuestra gran fiesta nacional democrática de la toma de
posesión de AMLO, aprecian las nuevas circunstancias para los mexicanos, la
posibilidad del verdadero crecimiento hacia el progreso. Se convierte México en
un ejemplo, en una motivación para otras naciones oprimidas, para no abandonar
la esperanza de luchar por el justo equilibrio de sus sociedades.
Que
los más oprimidos entre nosotros han sido los pueblos originarios que por
primera vez en la historia de una investidura presidencial, millones de
indígenas de distintos orígenes igualmente reconocerán a AMLO como su líder,
con tradicional entrega del báculo sagrado al primer dirigente nacional que ha
dado el ancho para que ellos y ellas pueblos originarios de nuestro vasto
territorio, lo nombren su guía, su tlatoani convertido en su presidente
confidente. Esto da cuenta de la esencia de la nueva administración, de la
certeza de la admiración por los pueblos originarios a quienes se les debe la
exaltación de su vital importancia, la validación histórica de nuestra cultura
originaria como el mayor apreciado tesoro. Todos seremos por igual, invitados
VIP a la ceremonia del inicio de una nueva etapa en la historia, aunque cada
quien lo celebremos desde nuestros hogares. Qué viva México y su noble pueblo.
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