En
la Mira
Héctor
Estrada
¿De
qué lado está Morena entorno a lo que sucede con Manuel Velasco y su pública
determinación de imponerse a la legalidad constitucional y al sentir del pueblo
chiapaneco? Esa es la duda que habrá de despejarse en el Senado de la república
cuando éste apruebe o no la licencia del ex gobernador chiapaneco para regresar
a concluir su sexenio en Chiapas como gobernador interino.
De
acuerdo al Reglamento del Senado de la República, en su capítulo tercero, para
que Manuel Velasco pueda obtener su licencia temporal en la Cámara Alta tiene
que presentar la solicitud por escrito ante la Mesa Directiva, precisando las
razones, para luego ser sometida a votación en pleno. Es ahí es donde está la
participación crucial de la bancada de Morena en este caso especifico.
El
partido de Andrés Manuel López Obrador es mayoría en el Senado, tiene en sus
manos la posibilidad de declinar la balanza en cualquiera de los puntos a
discusión, y por lo tanto, se van a requerir de sus votos para aprobar o no la
licencia del caprichoso ex gobernador chiapaneco.
Los
nuevos Senadores tiene todos los argumentos legales y éticos para negar la
solicitud. Si la justificación de la licencia presentada por Velasco tiene que
ver expresamente con su regreso al gobierno de Chiapas para concluir el periodo
sexenal los legisladores estarían obligados (ética y moralmente) a no
aprobarla.
La
maniobra de Velasco para ocupar dos veces el cargo de gobernador de manera consecutiva,
una como constitucional y otra como interino, estaría violentando el Artículo
116 de la constitución mexicana y el Senado de la República podría convertirse
en cómplice de semejante arbitrariedad, con todas las consecuencias jurídicas y
sociales.
El
Articulo 116 de la constitución establece de manera textual que “los
gobernadores de los Estados, cuyo origen sea la elección popular, ordinaria o
extraordinaria, en ningún caso y por ningún motivo podrán volver a ocupar ese
cargo, ni aún con el carácter de interinos, provisionales, sustitutos o
encargados del despacho”.
La
obligación del Congreso de la Unión es justamente hacer valer la constitución,
garantizar que cada uno de los preceptos se cumplan a cabalidad y no se
violenten. Son razones suficientes para determinar inviable la licencia, bajo
la causas expresas de la licencia. De lo contrario, la participación de la
Cámara Alta en semejante afrenta significaría no sólo un agravio a la nación
sino a todo pueblo de Chiapas.
Y es
que, posibilidades para detener las ambiciones desproporcionadas de Velasco son
aún más amplias. El Senado, Morena, los demás partidos y otras figuras
reconocidas por la ley están facultados para interponer acciones de
inconstitucionalidad que invaliden la reforma mañosa hecha por el Congreso
de Chiapas para permitir el regreso de
Velasco al poder; sin embargo no ha habido iniciativa o voluntad para ello.
El
escenario está dado para disipar dudas y definir posturas sobre lo sucedido en
Chiapas durante los últimos años. Llegó el momento de que Andrés Manuel López
Obrador y Morena demuestren de una vez por todas que los rumores que aseguran
la existencia de un contubernio entre él, su partido y el ex gobernador
chiapaneco son falsos. Llegó el momento de demostrarnos a quienes confiamos en
él que las cosas pueden cambiar de fondo o, de plano, consumar una traición
dolorosa al pueblo de Chiapas… así las cosas.
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