Herejía
Política
JORGE
PEÑA NINOMIYA
@JorgeMantaro
- En
2006 le arrebataron la presidencia con el famoso 0.56% de diferencia
Andrés
Manuel López Obrador ha remado contra corriente desde sus inicios en la
política en el PRI. Cuando buscó la candidatura a la gubernatura de Tabasco en
1988, el sistema priísta le cerró la puerta dejando a su suerte su futuro
político. Fue allí un punto de inflexión en el que el tabasqueño tuvo que
abandonar el partido que lo formó políticamente y a quien lo apadrinó también.
El PRI no se dio cuenta del cuadro político que estaba dejando ir hasta años
después cuando ya no había vuelta atrás.
En
1988 se unió al Frente Democrático que lanzó como candidato a la presidencia a
Cuauhtémoc Cárdenas y a López Obrador como candidato a gobernador de tabasco.
En una elección de estado donde el sistema priísta utilizó todas sus armas en
contra de AMLO, éste consiguió apenas poco más del 20% de votos. Más adelante
en 1994 competiría de nuevo por la gubernatura ahora ya con el PRD. En esta
ocasión volvió a sufrir los embates del sistema que daba coletazos y aun con su
maquinaria perfectamente aceitada Andrés Manuel obtuvo 38% de los votos.
Esto
no lo detuvo y se dedicó a fortalecer al PRD desde la dirigencia nacional
ganando los primeros estados como fue la Ciudad de México y Zacatecas en 1997 y
1998. AMLO siempre ha sido un político terco, muy terco que, a pesar de ocupar
cargos importantes tanto en el PRI como en el PRD, nunca fue manchado por actos
de corrupción o enriquecimiento ilícito. Esto le permitió ser candidato a Jefe
de Gobierno del Distrito Federal donde ganó con poco más del 3% de diferencia.
Su gestión tuvo altibajos sin embargo terminó con una aprobación de más del 85%
logrando hacer grandes mejoras a la ciudad como el rescate al centro histórico
y los segundos pisos.
En
2006 le arrebataron la presidencia con el famoso 0.56% de diferencia y ante un
IFE que se negó a recontar todos los votos para dar certeza y legitimidad al
próximo presidente. Desde ese momento inició el proceso de crear un movimiento
que se cristalizó a finales del 2010 con el nombre de MORENA donde participaron
millones de personas en todo el país. El objetivo era ganarle la presidencia a
Enrique Peña Nieto, un candidato prefabricado por las televisoras y otros
medios con el fin de no dejar pasar al tabasqueño una vez más y lo lograron sin
medir las consecuencias que esto acarrearía en el futuro.
A
partir de 2012 y 2013 MORENA inició un proceso para convertirse en partido
político con el fin de dejar de depender de otros partidos para lanzar a López Obrador
por tercera ocasión y también para dar oportunidad y espacios a nuevos cuadros
que hicieran crecer al partido.
Hoy
Morena tiene amplias posibilidades de ganar la presidencia pues Andrés Manuel
está por encima de los 17 puntos de diferencia de su más cercano adversario,
puede ganar cinco de nueve gubernaturas, conseguir la mayoría en varios de los
veinte congresos locales que se renovarán este año, así como alcaldías y
regidurías.
Como
podemos ver, AMLO ha recorrido un largo camino y a base de constancia y
disciplina ha conseguido que millones de mexicanos lo apoyen y lo respalden. Es
el único político que tiene una capacidad de convocatoria para mover masas.
Tiene además millones de personas que lo defienden en todos los ámbitos y
circunstancias de la vida diaria.
Muchos
de sus seguidores más que estar de acuerdo con sus posicionamientos o ideas,
quieren ver qué es lo que haría de llegar a la presidencia. La desesperanza que
existe en los mexicanos aviva la llama pues nada tienen que perder y es como en
el año 2000 cuando millones se volcaron hacia la alternancia, cosa que nunca
sucedió pues Vicente Fox prefirió pactar con el sistema a ir en contra de
ellos.
El
sistema ahora está en crisis pues ni el PRI ni el PAN tienen la fuerza
suficiente para detener a alguien que no está dispuesto a sentarse y negociar o
pactar pues estoy seguro que desde hace mucho tiempo lo han intentado sin tener
éxito. Es por ello que todo el aparato gubernamental, los partidos políticos,
sus candidatos y el sistema se encuentran unidos para golpear y torpedear el
buque morenista.
Es
ahora el momento para que el nuevo gobierno voltee a ver a los indígenas, a los
desprotegidos, a los pobres que nadie los voltea a ver y menos el gobierno que
los ve como carga y en tiempos electorales como voto duro pues los chantajean
para que voten según los que administran los programas sociales demanden.
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