En
la Mira
Héctor
Estrada
El
primer aspirante a la Presidencia Municipal de Tuxtla Gutiérrez se ha destapado
finalmente. Se trata del ahora ex diputado Carlos Penagos Vargas que este
miércoles pidió licencia para contener abiertamente por la candidatura hacia la
alcaldía tuxtleca. Un anuncio que francamente no sorprende, pero sí comienza a
perfilar las opciones en ese espacio de la contienda electoral que parecía
olvidado.
Penagos
Vargas no es un personaje nuevo en la política local. Comenzó su carrera
política durante la administración de Juan Sabines Guerrero, arropado por las
relaciones políticas y poderío económico de su controversial suegra, Rosario
Pariente Gavito. Es un vínculo ya de pleno conocimiento público.
Su
astucia para colarse rápidamente a las estructuras verdes de Manuel Velasco
durante la campaña al gobierno del estado y construir estrechas relaciones con
los principales alfiles del sexenio (Eduardo Ramírez Aguilar y Fernando
Castellanos) le facilitaron los caminos para amasar pequeños copos de poder con
miras a un objetivo perfectamente definido desde mucho antes que comenzara el
actual sexenio.
Para
nadie es un secreto que el joven e intempestivo político siempre ha tenido
entre sus aspiraciones ocupar la alcandía tuxtleca. Las cosas parecieron
complicársele durante el reciente desencuentro con Ramírez Aguilar a mediados
del año pasado. La gota que derramó el vaso fue el sabotaje final a la
iniciativa presentada por él para la eliminación del fuero constitucional en
Chiapas. Fue una ruptura que nomás ya no volvió a resanarse.
Por
eso no extrañó nada que fuera el único diputado del PVEM que, mediante una
diplomática postura, decidiera no renunciar durante la rebelión verde en
Chiapas. Y es que, por otro lado, Penagos Vargas ya había avanzado en las
negociaciones con miembros de las cúpulas nacionales priistas y verdes, así
como la fracción antagonista de Ramírez Aguilar al interior del propio Partido
Verde en Chiapas.
Por
el momento el camino parece completamente despejado dentro del matrimonio
forzado entre el PRI y el Verde Ecologista. Sin embargo, aún resulta muy
prematura “echar campanas al vuelo”. De manera silenciosa otros personajes
también transitan con el mismo objetivo. Jovani Salazar, como uno de los
principales operadores de Eduardo Ramírez, también está haciendo lo propio
desde otro frente.
Pero
la mayor de las complicaciones para las aspiraciones de Penagos se cocina
justamente en la misma trinchera que complicó el paso de Fernando Castellanos.
La aparición de Francisco Rojas Toledo en la contienda por la presidencia
municipal de Tuxtla Gutiérrez es inminente. Ahí estará sin duda el principal
contendiente en búsqueda de revancha y, sin duda, traerá serios aprietos al
proyecto electoral del ex diputado verde.
Para
antes del mes de abril los rostros de la contiendan deberán estar perfectamente
definidos. Las campañas formales por el relevo en la alcaldía tuxtleca estarán
a en puerta y los tiempos de especulaciones e incertidumbre electoral
finalmente se habrán diluido. Al final de cuentas, el gobierno de la capital
chiapaneca siempre ha sido antesala de aspiraciones a mayor escala… así las
cosas.
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