Letras
Desnudas
Mario
Caballero
Es
hijo de Aurelio Nuño Morales y de Leticia Mayer Celis. El primero es un
arquitecto que ha ganado importantes reconocimientos internacionales y ella,
una investigadora de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) que desde hace cuarenta años se ha
especializado en la historia de la ciencia.
Aurelio
Nuño Mayer nació y creció en un hogar rodeado de lujos. Si algo sabía de
pobreza era lo que leía en los diarios. Desde los años de su infancia tuvo
chofer y un sirviente que atendía cada una de sus necesidades.
Como
hijo de una familia adinerada fue educado en los mejores institutos del país y
del extranjero. Es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública
por la Universidad Iberoamericana (UIA), y tiene la maestría en Estudios
Latinoamericanos por la Universidad de Oxford, en el Reino Unido. Irónicamente,
quien siempre estudió en colegios privados fue el encargado de administrar la
educación pública.
Nuño
Mayer se afilió al PRI cuando trabajó para Enrique Jackson, entonces
coordinador de la bancada priista en el Senado de la República (2000-2006). Fue
él quien le dio su primera oportunidad para incursionar en los complicados
caminos de la política. Se podría decir que es su padrino.
Fue
en ese tiempo que consiguió un lugar para estudiar la maestría en Inglaterra,
pero al regresar a México se incorporó al equipo de Luis Videgaray Caso como
coordinador de asesores, primero en el gobierno del Estado de México y después
en la Cámara de Diputados.
Luego
se desempeñó como asesor de Enrique Peña Nieto, entonces gobernador del Estado
de México. Por los resultados de su trabajo fue llamado a ser coordinador de
estrategia en la campaña presidencial en 2012.
Tras
el triunfo electoral fue nombrado por el presidente como coordinador del equipo
de educación en la transición de gobierno y fue quien elaboró la propuesta que
después se convertiría en la Reforma Educativa. Junto a Luis Videgaray y Miguel
Ángel Osorio Chong participó en las negociaciones que concretaron las reformas
estructurales, mismas que tienen al país al borde del desquicio.
EL
SARGENTO NUÑO
Aurelio
Nuño consiguió llegar a la cúspide del poder el día que Peña Nieto lo nombró
Jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, el 1 de diciembre de
2012. Esa carrera que comenzó como el pasatiempo de un junior apestoso a
Hermenegildo Zegna y Hugo Boss, un divertimiento que refleja la podredumbre de
las bases más jóvenes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) puede
coronarse con el fracaso de un proyecto presidencial que nació muerto. No es
improbable que este fantoche que presume encarnar la moral pública termine
sepultando al partido que una vez fue una aplanadora.
Como
jefe de la oficina de la presidencia tuvo comunicación constante con todos los
mandatarios estatales, con el Poder Legislativo, el sector empresarial y la
sociedad civil. Por eso mismo tuvo la ventaja de estar en el diseño y la
elaboración de cada uno de los proyectos estratégicos del Gobierno de la
República.
Siendo
parte del círculo más cercano del presidente, ¿no estuvo enterado de las
corruptelas del gabinete presidencial, del PRI y de los gobernantes priistas?
¿No supo que entre César Duarte y Manlio Fabio Beltrones, entonces gobernador
de Chihuahua y líder nacional del partido respectivamente, habían planeado una
estrategia para desviar recursos estatales que luego fueron utilizados en
campañas políticas del PRI?.
¿Nunca
descubrió que Javier Duarte tenía una extensa red de corrupción con empresas
fantasmas, prestanombres y cuentas bancarias en paraísos fiscales? ¿Qué Roberto
Borge vendió porciones de tierras de áreas naturales protegidas? Etcétera,
etcétera.
Como
la mano derecha del presidente es imposible creer que nunca se haya percatado
de las infamias que funcionarios del gobierno federal y estatal estaban
cometiendo contra los mexicanos. Su deber era proteger los intereses del
gobierno y no sólo falló en su encomienda, también podemos presumir que fue
cómplice de los desfalcos aunque eso no lo coloque como uno de los tantos
beneficiarios. Se puede ser partícipe de un asesinato sin mancharse de sangre.
Fue
precisamente en ese periodo que se habló de un ardid para perdonarle la deuda
de más de 40 mil millones de pesos al ex gobernador Juan Sabines Guerrero.
Mientras Chiapas quedaba en la quiebra, Videgaray y Nuño enviaban a Sabines al
consulado mexicano en Orlando, Florida.
El
27 de agosto de 2015, Aurelio Nuño recibió el nombramiento de secretario de
Educación Pública con la orden de implementar la reforma educativa, que a pesar
de sus imperfecciones no fue un error, entre otras cosas porque le devolvió al
gobierno federal la rectoría de la educación.
Como
secretario de Educación fue un fracaso. En toda su gestión no hubo ni un sólo
indicio de mejoría en la calidad educativa, en los estados de Oaxaca,
Michoacán, Guerrero y Chiapas no logró echar a andar la reforma y no cumplió
con los maestros que lograron los beneficios que prometía la evaluación
docente.
Por
el contrario, en lugar de establecer un diálogo con la disidencia magisterial
se dedicó a reprimirla y a negarse a los acuerdos que pudieron evitar la muerte
de varios maestros y la pérdida de clases para millones de niños y jóvenes. Esa
actitud inflexible e intimidante le dio el mote de “el sargento Nuño”.
“Una
reforma educativa debe ser el pretexto para la discusión de ideas, no un
pretexto para reprimir y acabar con los opositores mediante el uso desmedido de
la fuerza pública y llenar las cárceles de inconformes”, dijo el pintor
Francisco Toledo el mismo día que murieron ocho personas durante el
enfrentamiento entre maestros y la policía federal en Nochixtlán, Oaxaca. La
muerte de estas personas estuvo en manos de Nuño, y nunca hizo nada para
prevenirlo.
La
calidad de los planteles escolares es una parte del rezago en el sistema
educativo mexicano, donde casi la mitad de las 150 mil escuelas en el país no
tiene drenaje, una quinta parte carece de agua potable y en más de 40 mil no
hay baños ni electricidad. Lo peor del caso es que las autoridades dicen no
tener dinero ni para pintar un muro.
Pero
en octubre de 2017 Aurelio Nuño anunció que se rentaría el edificio del Centro
Bancomer para trasladar las oficinas de la SEP bajo el motivo de que los
anteriores edificios (también rentados) fueron dañados por el sismo del 19 de
septiembre. Dijo, además, que se ahorrarían 46 millones de pesos anuales.
Farsante.
Un medio informó que por instrucciones de Nuño Mayer se viene pagando una renta
mensual de 34 millones de pesos desde mediados de 2016 y sin ocupar las
instalaciones. Es conocido que otro de los grandes negocios del gobierno son
los pagos de alquileres. Siempre son elevados y pactan con los arrendadores una
comisión mensual para que éste se quede callado. A la sazón, ¿hay o no hay
dinero en la SEP?.
EL
ENTERRADOR
En
este momento, Aurelio Nuño está convertido en una copia joven de Andrés Manuel
López Obrador, pues define quién entra al PRI y qué candidatura se le entrega
como cóctel de bienvenida. Si alguien intercede ante Peña Nieto para cambiar
una postura, una estrategia de campaña o una candidatura, basta con que él le
diga unas palabras al oído al presidente para que todos en el partido cumplan
sus caprichos.
Si
la patria es primero, bien vale privilegiar antes a todos sus amigos.
¿Qué
sabe de Chiapas y sus problemas? Presume ser un estratega político y no se da
cuenta que al tratar de imponer un candidato del PRI al gobierno del estado
está destruyendo la alianza (PRI-PVEM) que le dio el triunfo a Peña Nieto en
2012 con más de 905 mil votos y que hará perder a José Antonio Meade en 2018.
Además,
es un político desprestigiado que su sola presencia en Chiapas hará detonar un
nuevo brote de violencia y movilizaciones de los maestros de la CNTE, que al
enterarse de que sería el coordinador de campaña de Meade Kuribreña amenazaron
con desestabilizar el estado.
Nadie
sabe para quién trabaja, dice un refrán. Por el capricho de querer mandar en
todas las candidaturas priistas y someter a cada gobernador que se le atraviese
en el camino, más favores le hace al candidato de Morena que sigue siendo el
puntero en las encuestas.
Si
los priistas creían que AMLO era su principal enemigo, se equivocaron. Es
Aurelio Nuño Mayer quien los llevará a la ruina. ¡Chao!
@_MarioCaballero
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