En
la Mira
Héctor
Estrada
Con
cada vez menos tiempo para las definiciones irrevocables con miras al proceso
electoral del año entrante, los jaloneos entre “verdes y rojos” para definir la
candidatura al gobierno de Chiapas no terminan de generar fuertes
confrontaciones entre las cúpulas nacionales de los Partido Verde Ecologista de
México (PVEM) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) donde, de plano,
no parece haber salida armoniosa al problema.
Las
intempestivas y solitarias declaraciones hechas el pasado 21 de diciembre por
el representante del Partido Verde ante al Instituto de Elecciones y
Participación Ciudadana (IEPC), Mauricio Mendoza Castañeda, en las que aseguró
contar con la venia de la dirigencia nacional para ir sin el PRI a la contienda
por el gobierno de Chiapas, sonaron más a amenaza desesperada que ha una
verdadera postura partidista definitiva.
Y es
que, el anuncio careció de verdadera forma y fondo. La conferencia, para la que
se convocó de manera exprés a gran parte de los medios de comunicación locales,
no contó con la presencia del dirigente estatal y mucho menos de algún
representante de Comité Ejecutivo Nacional verde. A Mendoza Castañeda lo
mandaron (por encargo) a hacer el trabajo sucio para fijar advertencia.
Porque
es cierto que el relevo sexenal en Chiapas fue uno de los temas de negociación
para consumar la coalición entre el PRI y el PVEM para la candidatura
presidencial; es verdad que, a solicitud de Manuel Velasco Coello, el Verde
puso como condición que la coalición en Chiapas estuviera encabezada por uno de
sus militantes; es cierto que, bajo presiones de Velasco Coello, la dirigencia
nacional ha hecho presión ante el Grupo Atlacomulco concretar el capricho del
único gobernador verde.
Pero
también es cierto que el caso Chiapas aún no cuenta con respaldo de la
Presidencia de la República y el grupo que acuerpa hoy al nuevo candidato
presidencial priista. La propuesta que ha hecho Manuel Velasco para endosar la
candidatura al Partido Verde en Chiapas no gusta nada Peña, Meade y compañía.
La insistencia para llevar a la candidatura a uno de sus alfiles, Eduardo
Ramírez Aguilar, nomás no termina de cuajar.
A la
dirigencia nacional del PRI, a Meade, Ochoa Reza, Videgaray y otros tantos no
se les olvidan los desaires y traiciones cometidas por Manuel Velasco y Ramírez
Aguilar mientras confiaban y apostaban todas sus cartas por el proyecto
presidencial de Miguel Ángel Osorio Chong. El dirigente estatal del Verde
Ecologista no es alguien que les generé afinidad o confianza. En las
negociaciones, incluso, ha circulado en múltiples ocasiones el nombre de Luis
Armando Melgar para cumplir con una candidatura verde y dar salida al
conflicto.
Roberto
Albores Gleason sigue siendo hasta el momento el de mayores posibilidades y
afinidades con la candidatura presidencial de José Antonio Meade. Continúa
siendo la opción prioritaria de la presidencia de la república y el grupo que
impulsa la candidatura de Meade Kirubreña. Por eso las amenazas del Verde
Ecologista chiapaneco en dejar sólo al PRI si ellos no encabezan la
candidatura. Por eso las advertencias desesperadas de sumar su “estructura votante”
a otra fuerza política si no se cumplen sus condiciones.
La
maniobra para lógica, pero también luce bastante arriesgada. La declaración de
guerra desenmascarada contra Albores Gleason y quienes apoyan desde lo nacional
su proyecto en Chiapas colocan al gobernador de Chiapas en una comprometedora
posición. Velasco ha decidido hacer un lado el oficio político de negociación y
establecimiento de alianzas convenientes, para imponer su capricho absoluto
ante una circunstancia que podría costarle cara.
Caso
Meseta de Copoya
En
otro tema, tremenda ha sido la controversia que ha generado la reciente
aprobación en Cabildo del Programa de Desarrollo Urbano 2018-2040 de la capital
chiapaneca. Y es que, entre los puntos se encuentra la desincorporación de
algunas hectáreas pertenecientes a la reserva estatal de Conservación de la
Meseta de Copoya.
El
caso popularizado mediante una denuncia en redes sociales de la Regidora María
Mandiola ha tomado fuertes dimensiones. Sin embargo, el asunto de la obra
parece tener un trasfondo relacionado directamente con el brazo de distribución
de agua potable al sur de la ciudad, que finalmente podría poner fin al
desabasto en esa zona de la mancha urbana.
La
disyuntiva generada podría poner en jaque a más de 200 mil habitantes de
colonias o fraccionamientos como Real del Bosque, Bonanza, Loma Bonita, La
Cuchilla, Montecristo, Rivera de Guadalupe y otras colonias de la zona poniente
de Tuxtla Gutiérrez que carecen de agua potable desde hace muchos años. Se
trata de un núcleo poblacional que ha luchado por el derecho al agua y había
visto en este proyecto una solución al añejo problema… así las cosas.
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