FEDERICO
ARREOLA
@FedericoArreola
Si
Margarita no es candidata, mandará a sus electores no de regreso al PAN —no al
PAN de Anaya, al que desprecia—, sino a apoyar al único otro político
presidenciable con el que ella se identifica, el secretario de Hacienda, José
Antonio Meade.
Si
no se presenta un milagro —y los milagros no existen— no será candidata
independiente la señora Margarita Zavala, extraordinaria mujer con méritos de
sobra para llegar a la Presidencia de México.
De
las cinco personas que buscan las candidaturas sin partido, ella es la que
tiene, hasta el momento, más firmas recolectadas. Pero el de mayor crecimiento
en esa tarea es el gobernador de Nuevo León, Jaime El Bronco Rodríguez. El
resto, de plano no ha podido con las trabas impuestas por el INE.
Sea
lo que fuera, ni siquiera El Bronco y Margarita parecen tener posibilidades de
llegar a la candidatura presidencial
¿Sobrestimamos
a Margarita y a los otros independientes? Probablemente, sí. En el caso de la
señora Zavala pensamos que ella en cuanto se registrara como candidata sin
partido a la Presidencia de México, iba a abrir un hueco enorme en el Frente
Ciudadano, diseñado para apoyar la candidatura de Ricardo Anaya, líder del PAN.
Nos equivocamos, pero no por la falta de popularidad de Zavala, sino por lo
imposible que le está resultando la tarea de conseguir su registro,
Antes,
habíamos sobrestimado la habilidad de Anaya para manejar la política mexicana.
Por la creación del Frente y un par de buenas jugadas en la arena legislativa,
llegamos a verlo como un genio de la política.
Pero
al gigante Anaya, inmediatamente después de sus días de mayor gloria, se le
notaron los pies de barro. Ocurrió en cuanto se manifestó la rebeldía de
Margarita Zavala.
Sobrestimar
y subestimar son dos pecados complejos
He
visto, en El País, de España, un inteligente video de Iñaki Gabilondo en el que
este periodista analiza la crisis de Cataluña.
Dice
Gabilondo que él se equivocó hace días al pronosticar grandes problemas, que se
presentarían en cuanto el gobierno independentista declarara, unilateralmente,
la independencia de esa región, lo que dio paso a una decisión dura del
presidente Mariano Rajoy: controlar desde el centro de España todas las
instituciones catalanes.
Gabilondo
se equivocó porque cayó en el pecado doble de subestimar y sobrestimar. El
analista sobrestimó la capacidad de protesta del independentismo y subestimó el
talento de Rajoy para decretar una intervención en Cataluña que apuntara a una
solución del problema en vez de complicarlo.
Iñaki
Gabilondo al finalizar su video afirma que sobrestimar y subestimar “son dos
pecados extremadamente resbaladizos”. Y, al mismo tiempo, “son dos pecados
pendulares”.
Esto
es, Iñaki Gabilondo advierte del riesgo de que los españoles pasen, como él, de
haber sobrestimado al independentismo y subestimado a Rajoy, a hacer
exactamente lo contrario: subestimar a los independentistas y sobrestimar a los
defensores de la unidad de España.
Margarita
+ Meade > Anaya y el Frente
Está
bien, Margarita Zavala probablemente no será candidata independiente, pero la
injusticia creada por el INE que a la señora le impedirá llegar a su meta, no
regresará a Anaya los votos de simpatizantes panistas que ella se llevó.
Sería
un error grave de análisis sobrestimar a Ricardo Anaya solo porque Margarita
Zavala está teniendo dificultades excesivas para conseguir la candidatura
independiente.
Si
Margarita fracasa, y tristemente podría fracasar por culpa de la burocracia
electoral mexicana, Anaya no se quedará con los millones de votos que ella
tiene. El que piense otra cosa sobrestimará la habilidad política del
presidente del PAN.
En
realidad, y eso es lo que probablemente va a pasar, si Margarita no es
candidata, mandará a sus electores no de regreso al PAN —no al PAN de Anaya, al
que desprecia—, sino a apoyar al único otro político presidenciable con el que
ella se identifica, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade.
El
señor Meade casi seguramente será candidato del PRI a la Presidencia en el 2018
—al menos es el precandidato más aventajado, por mucho—, pero no es priista.
Las bases del priismo lo adoran, pero él no milita en el partido en el poder y,
por lo tanto, no pueden atribuírsele los pecados del priismo.
Meade
también es muy querido en otro instituto político, el PAN. Trabajó, y lo hizo
muy bien, en dos gobiernos panistas, el de Vicente Fox y el de Felipe Calderón.
Pero no es esta la razón principal por la que en el panismo lo aprecian
bastante. En el partido conservador lo respetan y le tienen cariño por su
ideología, neoliberal en lo económico y demócrata en lo político, pero sobre
todo cuenta con tantos partidarios panistas por su religiosidad: Meade es un
católico practicante por convicción y no por oportunismo.
¿Meade
+ Margarita > AMLO?
En
las encuestas el que va ganando es Andrés Manuel López Obrador, de Morena.Va
muy adelante, sin duda. Pero nadie debe cometer el error de sobrestimarlo, y
menos aún debe cometerlo el propio político tabasqueño.
Astuto
como es, Andrés debe estar entendiendo mejor que nadie el riesgo que para su
candidatura representa la posibilidad,
absolutamente real, de que la fuerza de Margarita se sume a la de Meade.
Si
tal ocurre, Andrés se equivocará al culpar a la mafia del poder. Tendrá que
responsabilizar, más bien, a Ricardo Anaya y a los “ciudadanos” —como Jorge
Castañeda— que nada hicieron en el Frente para ofrecer la candidatura
presidencial a quien tenía más popularidad, Margarita Zavala.
Fue
el ambicioso Anaya, apoyado por sus “ciudadanos”, el que puso las condiciones
que expulsaron del PAN a Margarita Zavala. Y es el mismo Anaya el que pondrá en
su contra —y a favor del secretario de Hacienda—al otro fuerte aspirante
panista a la Presidencia, Rafael Moreno Valle.
Desde
luego, hay que tener cuidado de no declarar ganador anticipadamente a José
Antonio Meade. El péndulo de la sobrestimación y la subestimación hoy lo
beneficia. Pero mañana, por cualquier cosa, todo podría cambiar.
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