JOSÉ
JAIME RUIZ
@ruizjosejaime
- A
Ricardo Monreal sólo le quedará callarse y aguantar.
Como
nadie, Miguel Ángel Mancera desgastó la imagen del PRD en la Ciudad de México.
Lo anterior, sin embargo, no convierte a Morena en la opción ineludible para
gobernar la capital. El PAN está condenado a perder, haga lo que haga, la
ciudad; solo, el PAN nunca es opción. El 2018 repetirá la ecuación del 2015,
2016 y 2017: voto de castigo, alternancia y candidato.
En
la torpeza mesiánica, Andrés Manuel López Obrador también será el candidato a
vencer, encima de Claudia Sheinbaum, su consentida (alguien tendría que revisar
esta tendencia del Peje en lanzar a los grandes puestos de elección popular a
mujeres, cómo sucedió con Delfina Gómez en el Estado de México). A Ricardo
Monreal sólo le quedará callarse y aguantar.
O
no, podrá intentar una tercera vía que trascienda al PRD y al PAN en un frente
amplio que supere a Andrés Manuel y Claudia. Ricardo tendría que reconsiderar
la tesis de cogobierno de Manlio Fabio Beltrones y enlistar a panistas y
perredistas, probos en lo que alcancen, para las secretarías más importantes de
gobierno, para las delegaciones y la asamblea.
Andrés
Manuel nació para dividir, es su destino. La misión posible, si acaso Ricardo
decide aceptarla, es crear una nueva ruta que se allegue de morenistas,
panistas y perredistas en una política de composición que renueve la manera de
hacer política en la Ciudad de México.
Suceda
o no suceda lo anterior, si Ricardo le levanta la mano a Claudia, el PRI tiene
la gran oportunidad de volver a la Jefatura de Gobierno si y sólo si José Narro
es el candidato. La vecindad de Tláhuac contamina a Claudia, la corrupción
marca a Ricardo. Pepe Narro carece de esos pecados. Pepe supera enormemente, en
academia, a Claudia; Ricardo es pequeño en política social comparado con Narro.
José
sería el candidato natural de Enrique Peña Nieto al gobierno de la ciudad.
Comentarios
Publicar un comentario