Los
teutones hicieron gala de efectividad, metieron cuatro y dejaron que México
sufriera su pobre contundencia en un juego en el que las cosas se pusieron en
su lugar
“El
futbol es un deporte que inventaron los ingleses, que se juega 11 vs 11 y en el
que siempre gana Alemania”; así definía Gary Lineker, delantero inglés que
intentó explicar de esa manera la forma en la que los teutones dominaban este
deporte: el futbol.
Y
México no puede ser la excepción, es más, si esa frase no la hubieran dicho los
ingleses, a los mexicanos les vendría bien, porque de nuevo el conjunto alemán
fue una oda de contundencia, de ser prácticos en la cancha y sobre todo,
aprovechar los errores del rival.
La
cita en semifinales ante México fue una clara muestra de este dicho, los
teutones fueron copia fiel de sus mejores versiones y aunque México parecía
intentar cosas diferentes, tuvo sus opciones y desaprovechó algunas claras, vio
como esa maquinaria que ha descubierto una fórmula precisa al éxito se le paró
enfrente y lo victimizó de nuevo.
Alemania
ganó por 4-1 a México en una trepidante semifinal de la Copa Confederaciones y
jugará la final ante Chile, tras un partido en el que México desplegó uno de
sus mejores juegos de los últimos tiempos y mereció mucho más de lo que indica
el marcador.
Los
dos equipos hicieron honor a su fama: México nunca se rinde y juega siempre un
fútbol directo, pero Alemania es una máquina que cuando encara la portería no
perdona.
El
partido no pudo empezar peor para México, con dos aproximaciones de Alemania a
su área en sólo dos minutos, y seguidamente dos goles, ambos a manos de
Goretzka, cuando apenas habían transcurrido siete minutos del encuentro.
En
el primero, el centrocampista del Schalke 04 recibió un magnífico pase de
Hendrichs frente al área grande del rival y al primer toque envió el balón a la
esquina izquierda de la portería defendida por Ochoa.
Tan
sólo dos minutos después llegó el segundo, en un mano a mano de Goretzka con el
guardameta mexicano del que salió vencedor el alemán y que dejó en silencio
sepulcral a los numerosos aficionados mexicanos en las gradas del Olímpico
Fisht de Sochi.
Pronto
se vieron los chicos de Juan Carlos Osorio en la necesidad de remontar, una
situación que se ha repetido en todos y cada uno de sus partidos de la fase de
grupos, pero agravada esta vez por el peso de dos goles.
Transcurrida
la primera media hora del partido, su juego andaba desacertado de cara al gol,
pese a sus muchas oportunidades, pero en ningún momento dejaron de creer en
otra machada.
Lo
intentó una y otra vez El Tri, con peligrosas llegadas y centros al área de Ter
Stegen, pero tampoco los alemanes renunciaron hasta cierto momento al
contraataque después de que México se hiciera con la posesión del esférico.
Llegado
el último cuarto de hora del primer tiempo, los “verdes” tuvieron dos goles en
las piernas de sus futbolistas, pero Ter Stegen salvó a los suyos.
La
volvió a tener enseguida “Chicharito”, que recibió la pelota a dos metros del
portero rival e intentó marcar por encima del guardameta del Barcelona: no tuvo
suerte y el esférico se fue por encima del larguero.
A
esas alturas, todo el juego era ya de México, que hizo honor a su fama de no
rendirse nunca y a su demostrado amor por el juego directo, dejando a los
pupilos de Joachim Löw en la ingrata labor de defenderse una y otra vez de
todos los embestidas de los mexicanos.
Con
algo menos de intensidad, México empezó la segunda parte con toda la intención
que mostró tras encajar los dos goles: en cinco minutos ya había llegado dos
veces a la portería de Ter Stegen, incluido un peligrosísimo contraataque
desaprovechado por Jiménez, que tiró muy flojo a las manos del portero.
Y
entonces se desperezaron los alemanes, que tras crear tres ocasiones peligrosas
en menos de cinco minutos, a la cuarta sentenciaron el partido, poniendo una
ventaja en el marcador (3-0) difícil de superar incluso para una México que ha
desplegado en esta semifinal uno de sus mejores juegos de los últimos tiempos.
Werner
marcó a portería vacía tras un pase de Hector desde el borde lateral del área
chica, en un contraataque mortal aunque previsible ante los muchos espacios
libres dejados por El Tri en su apuesta total por el ataque.
Pero
ni con 3-0 se rindieron los mexicanos, que volvieron a dominar la pelota y
volvieron a tener varias ocasiones de gol, sin darle descanso al arquero del
bundesteam, que aún salvó varias oportunidades peligrosas del rival.
Obtuvieron
al filo del final del partido su pequeña recompensa, su más que merecido gol de
honor que marcó Fabián en un disparo, esta vez sí, imparable.
Pero
como Alemania es Alemania, aún no estaba todo dicho: Younes, el último recambio
de Löw poco antes del final, puso en el marcador el 4-1 definitivo en otro mano
a mano con Ochoa.
Un
marcador injusto
El
seleccionador de México, Juan Carlos Osorio, consideró hoy que su equipo
merecía marcar al menos dos goles más y lograr un resultado mucho mejor que el
4-1 que le endosó Alemania en la semifinal de la Copa de Confederaciones que se
juega en Rusia.
“Creo
que merecíamos más, por todas las opciones creadas. El equipo siempre fue de
frente, continuamos con la idea de juego a pesar de ir en desventaja y con su
equipo replegado, les generamos muchas opciones, por lo menos para hacer dos
goles más”, dijo Osorio en la rueda de prensa posterior al partido.
Destacó
la eficacia del rival para marcar sus cuatro goles y echó en falta lo mismo en
su escuadra, que durante gran parte del partido jugado en el estadio Olímpico
Fisht de Sochi dominó el balón y se volcó en el ataque.
“Somos
eficientes para crear oportunidades pero no somos eficaces. Y ellos, entre las
muchas cosas buenas que tienen, sobresale la eficacia”, explicó “el profe” la
abultada derrota que sufrió México pese al juego desplegado.
Al
mismo tiempo, reconoció que se vio obligado a “acomodar al equipo” titular al
no contar con Reyes y Salcedo, a los que dijo que esa “muy difícil sustituir”.
Alemania
disputará ante Chile la final de la Copa Confederaciones el próximo domingo en
San Petersburgo, mientras que México tendrá que conformarse con el partido por
el tercer puesto, que se jugará en Moscú ante Portugal.
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