MANUEL DÍAZ
@diaz_manuel
México lleva negociando con la administración Trump desde
el día uno de su administración.
Los retos para la administración del presidente Peña son
grandes, pero los resultados de las negociaciones hasta ahora han favorecido a
México. Esto, lamentablemente para algunos políticos, es malo, porque les quita
banderas de cara a la elección de 2018.
El reto es para Videgaray ¿o para los senadores?
El secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray,
estará este martes en el Senado de la República. Los coordinadores del PAN,
Fernando Herrera, y del PRD, Miguel Ángel Barbosa han exigido que explique
con precisión lo tratado en las reuniones con los secretarios de
Estado, Rex Tillerson, y de Seguridad Nacional, John Kelly. Sin
embargo, el reto no será sólo para el canciller, quien deberá explicar con
claridad el cómo y el porqué de las decisiones y los acuerdos alcanzados, sino
para los legisladores, que deberán tener cordura y sapiencia. Primero, para no
politizar y llevar agua a su molino de 2018 distorsionando la información, y
segundo para conformar un proyecto de unidad frente a un gobierno como el
norteamericano, que a traspiés ha puesto en jaque al mundo entero.
México ya no es el patio trasero, pero sólo se fijan en
las formas
México lleva negociando con la administración Trump
desde el día uno de su administración; es decir, desde el 20 de enero
pasado, y no sólo ha negociado cuestiones de forma, que parece ser lo más
importante para mucha gente. Al menos eso revelan los comentarios que se
escuchan en los cafés de Polanco, o los de algunos comunicadores
que dicen que los emisarios de Trump no debieron ser recibidos
ni por Videgaray y el equipo negociador, y mucho menos por el
Presidente, considerando que el trato no es reciproco cuando ellos van a
Estados Unidos, o porque no les sonrió, o les hicieron
muecas, etc, etc.
En realidad, lo que observamos es que, como nunca,
se trataron asuntos de fondo de la agenda bilateral con dimensión
geopolítica en temas migratorios, económicos, energéticos y de seguridad
hemisférica. Nos guste o no, hoy vemos una negociación y no una
sumisión.
La relación México-Estados Unidos es mucho más
grande que el absurdo muro que pretende hacer
Donald Trump y, evidentemente, existen temas igualmente
importantes para México y los mexicanos que van desde la seguridad nacional,
economía, desarrollo energético, tráfico de
armas, hasta seguridad hemisférica. México dejó de ser el patio
trasero para Estados Unidos y también dejó de ser un aliado sumiso. Por
increíble que parezca, los que nos encargamos de minimizar al país somos los
propios mexicanos que simplemente no sabemos respaldar lo bueno y aplaudimos al
que más grita.
La Iglesia históricamente traidora
En los temas migratorios, es absurdo ver el
posicionamiento del cardenal Norberto Rivera, quien desde su medio “Desde la
Fe” escribió con un interés perverso muy alejado de la posición del Papa
Francisco que ante “las medidas de terrorismo migratorio las autoridades de
México reaccionan con tibieza, muestran miedo y sumisión”. Vale más ver lo
escrito por un analista importante como Federico Berrueto en su
columna del pasado domingo, donde señaló con sencillez, sin rasgarse las
vestiduras y con visión inteligente que “como quiera que sea, el muro es
una afrenta, pero no es fundamental. Para México no es un objetivo mayor en la
batalla, sino lo es para Trump, y lograrlo podrá reafirmarle el apoyo
que lo llevó al poder, pero será un tema del mayor descrédito no solo para el
gobierno ahora en manos de la derecha radical, sino para el país que permitió
que por la vía de los votos ganará el poder”.
Lo cortés no quita lo valiente
Las reuniones del 22 en la noche y del 23 de febrero,
fueron, sin ninguna duda, y a pesar de algunos críticos, un
hecho inédito en la relación México-Estados Unidos. Se lograron importantes
avances en varios temas que se trataron y que son trascendentes para
México, más allá de quienes pretenden minimizar la situación o
politizar estas reuniones con meros fines electorales.
La unión de los mexicanos debería estar por encima de
nuestras grillas. Hay que superar nuestros complejos para exorcizar al enemigo
que tenemos dentro.
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