Nueva York. El debate sobre el debate presidencial del lunes
dominó las últimas 24 horas con todos los medios y observadores ofreciendo sus
evaluaciones sobre el estilo y contenido de uno de los espectáculos políticos
más vistos en la historia del país -por unos 84 millones- y el consenso es que
la aspirante demócrata Hillary Clinton triunfó sobre su contrincante
republicano Donald Trump.
Aunque los expertos y comentaristas ya dieron sus
opiniones desde que concluyeron los 95 minutos del combate verbal, no se sabrá
el veredicto del electorado por unos días más al realizarse y analizarse las
próximas encuestas.
Pero una indicación de que los expertos están en lo
correcto fue la reacción misma de Trump la mañana de este martes, al quejarse
de la falta de imparcialidad del moderador -el presentador de NBC News, Lester
Holt- y de una posible conspiración al colocarle un micrófono defectuoso que
amplificaba su respiración sonando como si tuviera un resfriado.
Una venezolana resultó ser uno de los puntos más
delicados y sorprendentemente claves del debate y sus secuelas. Casi al final
del debate, Clinton acusó a Trump de sexismo y de haber llamado a mujeres
“cerdita” o “perras” en varias ocasiones, e ilustró esto con el caso de una
participante del concurso Miss Universo en ese tiempo manejado por el magnate.
Clinton dijo que le había dicho “Miss Piggy” pero también “Miss servicio de
limpieza” en alusión a su origen latino. “Donald, ella tiene un nombre, Su
nombre es Alicia Machado y ella ahora se ha vuelto una ciudadana estadunidense
y puedes apostar que ella votara este noviembre”, declaró Clinton ante un Trump
que se veía furioso y sorprendido ante este embate.
Trump hoy no resistió abundar sobre el tema. “Esa
persona fue una Miss Universo, y fue la peor que jamas tuvimos…. Fue ganadora
y, sabes, aumentó masivamente de peso, y eso fue un problema real… y su
actitud”, explico al comunicarse por teléfono al noticiero de Fox News esta
mañana.
Al mismo tiempo, Trump indicó que al final del
debate estaba a punto de responder a Clinton con referencias a los casos en que
su esposo, el ex presidente Bill Clinton, fue infiel pero que decidió no
hacerlo por la presencia de la hija de los Clinton en la sala. Sin embargo,
amenazó que tal vez la “golpeará más duro en ciertas maneras” en el futuro. Si
cumple, esta contienda podría regresar al nivel del lodo que caracterizó las
primarias republicanas.
Trump, con este tipo de exabruptos más su percepción
de las mujeres arriesga ampliar dos flancos vulnerables identificados en las
encuestas: dudas sobre su temperamento y su actitud en torno a mujeres y
minorías.
Mientras casi todos los analistas y comentaristas
pro demócratas festejaban el triunfo de Clinton, había divisiones entre sus
contrapartes republicanas, con algunos abiertamente expresando que Trump
fracasó en presentarse como presidenciable.
Aunque algunos de sus más íntimos y
asesores como Newt Gingrich proclamaron que Trump había logrado una “gran
victoria histórica”, otros como el reconocido encuestador republicano Frank
Luntz elogió la estrategia de Clinton y consideró que ganó. Otros estrategas
republicanos criticaron a Trump por su pobre preparación y falta de disciplina.
“¿Aún no ha hecho su tarea sobre política exterior? Sentir como se estaba
viendo el Titanic político chocar contra el iceberg, retroceder y chocar de
nuevo”, escribió David French del conservador National Review.
El contraste con el festejo pos-debate entre
demócratas no podía ser más marcado. Clinton inició este martes una gira por
Carolina del Norte en la que manifestó confianza de que retomará la ventaja
sobre Trump, y burlándose de que “cualquiera que se queja sobre el micrófono no
tuvo una buena noche”.
Los analistas y comentaristas del New York Times y el Washington Post, entre otro medios
con impacto nacional, evaluaron todos los ángulos del debate, concluyendo que
Trump perdió, pero algunos subrayaron que no quedó descontado.
Pero mientras las cúpulas política y mediática se
apuraban a proclamar el ganador del concurso, en esta contienda inusual no se
sabe si el debate cambiará la dinámica electoral. Aunque los ejércitos de
verificadores de declaraciones desplegados por los principales medios para
evaluar la veracidad de lo que decía cada candidato registro claramente que
Trump ofreció muchas mas afirmaciones falsas o engañosas que Clinton, eso ha
sido el patrón durante un año, y no sólo no ha hundido la magnate, sino que al
iniciarse este debate, se encontraba en un empate virtual con Clinton.
Todo indica que para sus filas, no importa el número
de afirmaciones falsas, sino que parezca que su candidato insurgente está
diciendo lo que piensa, sin filtros de un político profesional, frente a la
representante por excelencia del estatu quo político que rechazan. Más aún, fue
muy efectivo en su crítica de los acuerdos de libre comercio apoyados por
Clinton, tema hasta ahora clave que explica en gran medida el apoyo logrado por
Trump entre trabajadores en estados electoralmente claves como Michigan, Ohio y
Pennsylvania.
En el debate, ambos candidatos no necesitaban tanto
consolidar el voto duro de sus bases, sino intentar persuadir al amplio
segmento de indecisos que permanecen a seis semanas de la elección
presidencial. El objetivo era alcanzar a republicanos moderados, sobre todo
mujeres blancas suburbanas, y a jóvenes.
Ambos siguen como los dos candidatos presidenciales
más reprobados por el electorado en la historia reciente. Los analistas y
estrategas están a la espera para ver si el debate de anoche cambio la
percepción popular o no.
Hay dos debates más programados entre Clinton y
Trump en octubre. Pero se nutre la especulación de que el republicano podría
decidir no participar, algo que su asesor, el ex alcalde de Nueva York Rudolph
Giuliani abiertamente proponía desde anoche con la justificación de que los
periodistas que sirven de moderadores no son imparciales.
Vía La Jornada
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