En
la mira
Héctor
Estrada
Mientras
muchos festejan el Día del Niño en el seno de una familia “estable”, miles de
niños y niñas en Chiapas se han incorporado a las estadísticas de trabajo y
violencia infantil, para quienes el 30 de abril sólo significa un día más en el
calendario.
Como
parte de las cifras publicadas en el marco de dicha celebración, la Red por los
Derechos de la Infancia en México (Redim), dio a conocer que, según los datos
del Portal de las Procuradurías de DIF Nacional, los reportes comprobados de
maltrato contra niñas y niños han presentado un repunte de poco más del 50 por
ciento.
De
acuerdo a las cifras oficiales, los procesos comprobados de maltrato a menores
de edad en México pasaron de 18 mil 277 en 2013 a 27 mil 675 en 2014; es decir,
en un solo año se registraron nueve mil 398 casos más que los contabilizados
hace dos años.
Entre
las alarmantes cifras destaca Chiapas, que no había reportado casos en 2012 y
2013 y que para 2014 notificó tres mil 735 expedientes. Es justo la entidad
chiapaneca uno de los dos estados a quienes se les atribuye el drástico
incremento en estas estadísticas nacionales.
En
lo que respecta al trabajo infantil las cifras no resultan más alentadoras. Actualmente
uno de cada diez niños chiapanecos se encuentra inmerso en el sector productivo
estatal, por lo que al menos 170 mil menores de 14 años en Chiapas son parte de
las cifras.
De
acuerdo a datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), en la
entidad chiapaneca el 10.9 por ciento de los niños realizan algún tipo de
trabajo. Es una cifra superior en un 2.3 por ciento a la media nacional que
coloca a Chiapas como uno de los 10 estados con la mayor problemática.
Las
estadísticas oficiales son claras, según la STyPS, de cada 100 de estos niños
trabajadores, el 50 por ciento son subordinados y remunerados, cuatro por
ciento trabajan por cuenta propia y el 46 por ciento ni si quiera reciben pago
por su trabajo diario.
De
esta forma, el 30 por ciento laboran en el sector agropecuario, 26 por ciento
en el comercio (la mayoría en el sector informal), el 25 por ciento en los
servicios, 13 por ciento en la industria manufacturera, el cuatro por ciento en
la construcción, mientras el dos por ciento de los casos no se especifica el
sector.
Se
trata de un sector para el que estados como Chiapas aún tienen muchos
pendientes. Y es que, no se necesita caminar demasiado para palpar su realidad;
en las calles, mercados, caminos y plazas públicas su presencia laboral –la
mayoría irregular- se ha vuelto un escenario recurrente.
Son
niñas y niños a los que la pobreza, el rezago educativo, la ignorancia de sus
padres o su situación migratoria los mantiene atados a graves entornos de
explotación laboral o sexual donde
festejar el “ser niño” es asunto de “los afortunados”.
En
Chiapas aún quedan muchos pendientes lastimosos por atender, todavía hacen
falta programas de rescate a la infancia y esfuerzos mayores que vayan más allá
de las buenas intenciones para hacer que la celebración del 30 de abril sea un
asunto de festejo para más niñas y niños chiapanecos.
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