Marco
Alvarado
El
nuevo petróleo del mundo es el litio. Un valioso mineral que estamos usando en
prácticamente todo: baterías de equipos electrónicos, cerámica, vidrio,
lubricantes, baterías para vehículos eléctricos, infinidad de pilas y hasta en
algunas medicinas usadas para los tratamientos de bipolaridad.
Al ser
un metal alcalino dúctil y ligero, con una funcionalidad alta, como el
almacenamiento de energía y su posterior recarga, es la gran promesa del futuro
de la movilidad no contaminante.
Hoy se
sabe que en México las mayores reservas aprovechables están en Sonora,
Chihuahua, Zacatecas y San Luis Potosí, según los estudios del Servicio
Geológico Mexicano, aunque investigaciones realizadas hace más de 30 años
también encontraron la presencia de este mineral en Chiapas.
De
acuerdo con el Servicio Geológico estadounidense, México ocupa el lugar número
10 de 34 naciones con recursos de litio a nivel mundial, sin embargo, no existe
ni la industria ni la infraestructura para extraer y explotar este recurso.
¿Realmente es el litio una opción limpia de energía?
Marcelino
García Benítez es Investigador por México, y también está adscrito al Instituto
de Investigación en Gestión de Riesgos y Cambio Climático de la Universidad de
Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), en su opinión la presencia de litio en
Chiapas puede representar una oportunidad de desarrollo tanto como un potencial
riesgo de contaminar las reservas de agua que vamos a necesitar en el futuro.
“En el
caso de Chiapas se identificó la presencia de litio en la Sierra Norte y Sur,
donde hay franjas con este material, sin embargo, esto nos obliga a evaluar el
impacto ambiental de su extracción, porque se requiere de enormes volúmenes de
agua, que si bien Chiapas cuenta con estas reservas, nada nos garantiza que vayamos
a tenerlas en los próximos 10 años y que no estén contaminadas”.
Para
el uso industrial se requiere un litio concentrado, libre de impurezas,
mientras que el mineral que hay en Chiapas está asociado con arcillas, es
decir, sería necesario emplear mucha agua para poder limpiarlo.
“Genera
un deterioro ambiental del que debemos estar conscientes, y cuyas consecuencias
podrían sumarse a los conflictos sociales que hoy enfrenta el estado”, destacó.
La
explotación del litio requiere de mucha agua, es un proceso complejo de
extracción, almacenamiento y secado. Y si bien su comercialización se anuncia
como una oportunidad económica, poco se habla del impacto social que puede
acarrear el deterioro de los espacios ambientales en regiones como Chiapas.
Además,
las baterías de litio tienen un tiempo de vida, y si éstas se tiran a la basura
común o no se desechan de forma apropiada, pueden sumarse a la larga lista de
contaminantes que hoy afectan al mundo.
“Qué
haremos cuando termine su tiempo de vida útil, lo más preocupante es saber qué
vamos a hacer con esas baterías, tener una logística adecuada”.
Hoy
los grandes centros de producción de litio se ubican en Argentina, Chile,
Bolivia, Australia y Estados Unidos. México quiere ser parte de este grupo, sin
embargo, en los países sudamericanos la extracción de litio está comenzando a
crear problemas sociales por la falta de agua, pero también de salud, por la
contaminación de los acuíferos. Y es ahí donde se presenta la disyuntiva para
regiones como Chiapas, cuya riqueza natural es frágil.
Marcelino
García Benítez señala que para Chiapas el caso es valorar si vale la pena su
explotación en minas de cielo abierto, que es la opción más viable por las
condiciones en las que está el litio, sin embargo, es una forma de minera que
está siendo prohibida porque es altamente degradante de los ecosistemas.
“Se
requiere valorar qué es más importante, conservar o extraer; la segunda opción
requiere, además, tecnología e inversiones que el estado no tiene, sin embargo,
nuevamente se antepone una duda: ¿Será redituable para el futuro ambiental de
Chiapas extraer el litio?
Las
reservas mexicanas, aun siendo importantes, no llegan a la magnitud de las que
tienen Bolivia o Argentina. Pero su producción tendría que aumentar un 500 por
ciento de aquí a 2050 si se quiere atender debidamente la demanda de coches
eléctricos, según datos del Banco Mundial. En México, la cantidad de “oro
blanco” se cifra en 1,7 millones de toneladas, frente a los 21 millones de
Bolivia. A pesar de ello, es el décimo país del mundo en reservas.
¿Es el
litio la nueva promesa energética para México como lo fue en su momento el
petróleo; está Chiapas preparado para la extracción de este mineral y el riesgo
ambiental que ello implica?.
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